La idea del cadáver exquisito tiene varias formas: una persona agarra un trozo de papel y comienza a escribir (o dibujar). Cuando termina, dobla la hoja para que el siguiente participante sólo pueda ver la última línea (o trazos del dibujo). A partir de esa base, tiene que seguir escribiendo, repitiendo el proceso tantas veces como gente esté jugando. El resultado de los cadáveres exquisitos es siempre divertido y sorprendente.
lunes, 26 de noviembre de 2018
"Cadaver exquisito literario."
Se trata de una técnica surrealista, un divertido juego.
La idea del cadáver exquisito tiene varias formas: una persona agarra un trozo de papel y comienza a escribir (o dibujar). Cuando termina, dobla la hoja para que el siguiente participante sólo pueda ver la última línea (o trazos del dibujo). A partir de esa base, tiene que seguir escribiendo, repitiendo el proceso tantas veces como gente esté jugando. El resultado de los cadáveres exquisitos es siempre divertido y sorprendente.
La idea del cadáver exquisito tiene varias formas: una persona agarra un trozo de papel y comienza a escribir (o dibujar). Cuando termina, dobla la hoja para que el siguiente participante sólo pueda ver la última línea (o trazos del dibujo). A partir de esa base, tiene que seguir escribiendo, repitiendo el proceso tantas veces como gente esté jugando. El resultado de los cadáveres exquisitos es siempre divertido y sorprendente.
Sitios Históricos que rodean al Boulevard Madre Catalina

Luce con una nueva escultura de acero gigante, sistemas de alumbrado, de riego, nuevos juegos y además la historia del campo plasmada en distintos lugares.
2. Instituto Sagrado Corazón de Jesús de las Hermanas Esclavas (Alberdi 509): la historia de esta Institución se remonta alrededor de 1800 con la acción de una tucumana llamada María Loreto Valladares, quien gastó su fortuna en la compra de la propiedad ubicada entre calles Alberdi y Bernabé Aráoz. En 1839, fundó una casa de ejercicios espirituales “La Casa de Jesús” que funcionó también como escuela de niñas. Ampliaron el edificio y fundaron “Las Carmelitas”. En 1889, se incorporó la Congregación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, fundadas en 1872, en Córdoba, por Catalina de María Rodríguez.

Ofrece recorrerla con visitas de lunes a viernes de 9 a 18 hs, los sábados y domingos de 9 a 13 hs y de 16 a 20 hs. Este espacio museográfico depende de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán y fue fundada el 27 de Septiembre de 2012.

5. Escuela de Comercio Nº 2: Fue inaugurada en 1916, en el marco de los festejos por el Centenario de la Independencia y albergó, en un primer momento, a la escuela primaria Belgrano. Actualmente, funciona la Escuela de Comercio Nº 2 en los turnos mañana y tarde, y por la noche la Escuela de Administración. El inmueble está protegido por la Ley de Patrimonio Cultural.
viernes, 23 de noviembre de 2018
BEATIFICACIÓN MADRE CATALINA
A UN AÑO DE LA BEATIFICACIÓN
Recordamos ese día maravilloso cuando más de 50.000 fieles se congregaron en el centro Cívico de la ciudad de Córdoba para celebrar la Beatificación de Madre Catalina y escuchar las palabras del Santísimo Papa en su enviado, el Cardenal Angelo Amato.
Y más.... Misa de acción de Gracias en la Catedral de la ciudad de Córdoba, oficiada por Monseñor Carlos Ñañes
Recuerdos que permanecerán en nuestros corazones!
jueves, 22 de noviembre de 2018
¿DÓNDE SE ENCUENTRA EL BOULEVARD "MADRE CATALINA"?
El Boulevard se encuentra detrás del colegio Hermanas Esclavas, por Bernabé Araoz (altura 500, cambia la denominación por Boulevard Madre Catalina).
¿CUÁL FUE EL MILAGRO QUE HIZO LLEGAR A MADRE CATALINA A BEATA?
Sofía Acosta sufrió una muerte súbita, pero gracias a la intercesión de la Madre Catalina de María Rodríguez, ella volvió a la vida. La Madre Catalina fue proclamada beata, el sábado 25 de noviembre de 2017 en la ciudad de Córdoba.
Muchas son las gracias concedidas por Madre Catalina de María. Se la invoca principalmente en casos de dificultades para tener hijos pero también con enfermedades concretas en donde se ha apreciado su poder de mediación ante Dios. Porque las gracias y milagros las hace Él y los santos o personas a quienes invocamos son los mediadores de ese favor. Sucintamente describimos la gracia aprobada por la Congregación de la Causa de los Santos.
Una noche de abril en la ciudad de Tucumán, la madre de una profesora del colegio de las Hermanas Esclavas, de menos de 60 años, sufrió una muerte súbita. Auxiliada por su hija, su esposo y un vecino y temiendo de que estaba muerta, la llevaron a una clínica distante a varias cuadras a donde llegaron más de quince minutos después. Los médicos intentaron la reanimación mientras la familia afuera rezaba la oración a Madre Catalina. Pasados aproximadamente veinte minutos de vanos intentos para lograr que el corazón volviese a funcionar, el médico les dijo a los familiares que la señora había fallecido.
La hija y el esposo le pidieron al facultativo que siguiera intentando pues estaban seguros de que Madre Catalina también estaba actuando con ellos. El médico sin saber bien por qué, ya que había cumplido con todos los protocolos indicados en estos casos, hizo un nuevo esfuerzo y comprobó que, aunque había decretado la muerte biológica, la señora comenzaba a tener actividad cardíaca. La trasladaron a la unidad coronaria para una mejor atención a la vez que le diagnosticaron edema pulmonar y grave afección cerebral con lo cual el pronóstico de supervivencia era acotado y en caso que se diera, la paciente podría quedar con enormes secuelas.
Mientras tanto, en el colegio, comenzaron las cadenas de oración y las alumnas rezaban con mucha fe por la curación de la mamá de su profesora. Inesperadamente a las 24 horas, la paciente recuperó el habla, se movía y evolucionaba de manera asombrosa. Estuvo en la clínica, más por precaución que por necesidad, diez días más y regresó a su casa sin necesidad de rehabilitación y sin ninguna secuela haciendo hoy una vida normal a más de 20 años ya de aquella situación.
La hermana Silvia Somaré, una de las responsables de la Casa de la orden de las hermanas Esclavas del Corazón de Jesús de Córdoba, donde residió Madre Catalina, afirmó que el caso de la mujer de Tucumán no fue el primero, al sostener que "el primer milagro lo hizo un año después de su muerte" y que se trata de un abogado de Buenos Aires, Apolinario Casabal, y que está documentado.
La Madre Catalina fue una mujer cordobesa de su tiempo que buscó vivir la plenitud del amor a Dios y al prójimo como laica, como madre y como religiosa.
Proyecto: BOULEVARD MADRE CATALINA.
Este empezó como un proyecto áulico que buscaba mirar a nuestro alrededor para transformar las problemáticas que observábamos en acciones concretas como proyectos de ley. Uno de ellos estaba basado en la creciente falta de señalización de la ciudad, denominado “una ciudad señalizada”. Dicho proyecto para la señalización urbana dio lugar al Boulevard “Madre Catalina” en un momento especial: el año de la beatificación. Ésta era la forma de visibilizar su obra y darle trascendencia que se merece como mujer que “ama y repara”, siendo así la fundadora de la primera congregación femenina de vida apostólica en la Argentina. A partir de ese momento comenzamos un camino como ciudadanas y también como parte de la familia catalina. Después de mucho esfuerzo, gestiones y compromiso que incluyó la firma de muchas personas que adherían al proyecto, se logró por ordenanza municipal y por decisión del intendente de San Miguel de Tucumán que el Boulevard ubicado a la altura de Lavalle al 500 cambie su denominación por Boulevard Madre Catalina.




BEATA MADRE CATALINA DE MARÍA

El 27 de noviembre del 2017 fue beatificada por el papa
Francisco la fundadora de la
Congregación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús.
Su historia personal transcurre en la ciudad de Córdoba
durante el siglo XIX, lugar en que nació, vivió e hizo efectivo un
gran sueño de bien común signado por el amor a Cristo y el amor a la humanidad.
La ciudad, en ese momento, era un centro cultural de reconocida
efervescencia, con presencia de la Universidad, la Biblioteca y la Imprenta
fundadas por los jesuitas en 1611. Recordemos que hoy la bandera de Córdoba
luce el sol jesuita, sello de esa influencia cultural, social y religiosa. Pero
las huellas de esta cultura naciente
siempre estaba marcada por la impronta masculina, ya que las mujeres estaban
condenadas al analfabetismo y restringidas a un accionar dentro de la vida
familiar; la acción social, política, cultural (incluida la religiosa) estaba
en manos de los varones.
En este contexto histórico, nace en Córdoba, el 27 de
noviembre de 1823, Josefa Saturnina, la tercera de las cinco hijas que tuvieron
Pablo Hilario Rodríguez y Catalina Montenegro. A los dos años queda huérfana de
madre y a los nueve de padre. De esta manera, la pequeña Saturnina y sus
hermanas son criadas por sus tías
abuelas, las que, siguiendo la tradición familiar, le inculcan la fe católica y
la disciplina de los ejercicios
espirituales ignacianos. Ambas familias,
la paterna y la materna, eran reconocidas en Córdoba por el prestigio social y
político. Como ejemplo podemos destacar a su primo, Santiago Derqui, presidente
de la Nación y gobernador de Córdoba.
La formación de Saturnina (luego Catalina) era la que
podían poseer las mujeres en aquella época, una educación precaria e
insuficiente :leer, escribir, bordar, coser y tejer. No obstante, tuvo una
formación altamente calificada en las ciencias religiosas o Ciencias de Dios,
extraída de la costumbre familiar , según consta en sus Memorias, de reunirse a
rezar alrededor de la Virgen en tanto le inculcaban su
devoción. También tiene un ímpetu hacia
el conocimiento y el saber que la nutren de una cultura que ella cultiva como
autodidacta.
Saturnina tiene diecisiete años cuando por primera vez realiza los Ejercicios
Espirituales. Precisamente, corría el año 1840 y los jesuitas habían podido
regresar a lo que fuera el Virreinato
del Río de la Plata, luego de setenta años de exilio. Una gran alegría
ciudadana coronó su retorno y proliferaron las prácticas religiosas fomentadas
y sostenidas por ellos. Es así como Catalina realiza su primer retiro y puede
relatar, luego de esta experiencia, que fue tan grande su encuentro con el
Padre que la miraba con misericordia,
que se sintió como otro Moisés, después de haber hablado con Dios. En ese
momento siente el deseo de consagrar su vida a Dios.
Pero los avatares de la vida y de su historia tenían
que virar hacia otros escenarios que le permitieron un mayor conocimiento del
mundo , de Dios y del alma humana. En cada proceso vital por el que atravesó
tuvo la experiencia de una humanidad en la que nunca dejó de reconocer el
rostro de ese Cristo que había deslumbrado su corazón desde siempre. Es así
como en 1851 un coronel viudo y con dos hijos llamado Manuel Zavalía, la pide
formalmente en matrimonio. Los planes de la joven se ven abrumados; ella ya
había rechazado la oferta de matrimonio de Manuel Derqui por su falta de
interés en el matrimonio. No obstante, leemos
a Silvia Somaré en Catalina de
María Rodríguez, Mujer , Laica y Religiosa _Ed Guadalupe, Bs As., 2016_ : “En una época de verticalismo
varonista, los casamientos se arreglaban entre familias con escasa
participación de la novia”. Ella se niega a aceptarlo, y el coronel, de personalidad enérgica y
agresiva, influye sobre su ánimo con la ayuda del Presbítero Tiburcio López,
amenazando con suicidarse si era rechazado por la joven. Pareciera que esta
amenaza más el dolor de ver a los hijos de Zavalía huérfanos, influyen sobre su
ánimo y acepta casarse, concretando esta ceremonia el 14 de agosto de 1852.
A pesar de haber
sido arrojada a un matrimonio que no deseaba, vive este momento sin dejar de comprometerse con el bien común,
se hace responsable de los niños de Zavalía pero nunca deja de participar y
asistir a la obra de los ejercicios espirituales ; estando en Paraná junto a su
esposo, organiza tertulias a beneficio de las viudas de los soldados muertos en
las batallas por las luchas entre unitarios y federales. Cuando muere Zavalía, un 30 de marzo de 1865,
ella expresa: “Murió el ser que más amaba en la vida, después de Dios”. La vida
laica de Catalina, como relata Silvia Somaré_ Op. Cit._, tuvo un gran
protagonismo:” …no dudó en llegar a transgredir los paradigmas del silencio de
la mujer, de peticionar ante las autoridades, de interceder por el regreso de
los jesuitas, de honrar al matrimonio en una época en que era considerado casi como un mal
necesario para la conservación de la especie humana”. Nos encontramos con el
perfil de una mujer asombrosa, capaz de transformar los recónditos espacios de
cada lugar al que le tocó pertenecer y de encontrar, en cada tramo de su vida,
una manera de comprometerse con la esperanza de una humanidad mejor, de un
mundo más justo, de una tierra llena del espíritu del Evangelio; ese Evangelio que había troncado su corazón de jovencita en
un corazón que trabajaría por el Reino de Dios , el que ella vería reflejado en las mujeres excluidas de
una realidad con hegemonía masculina y con olvido de los valores humanos.En Catalina no hubo juramentos de fidelidad a la patria.
Pero la patria debe recordarla hoy como
una predicadora del bien en espacios de
silencios profundos y de soledades interminables.
Luego de
haber quedado viuda, aquellos antiguos deseos de su adolescencia parecen
recuperar espacio y tensión amorosa en su corazón, ese que nunca ha dejado de
latir por el Dios que se apoderó de su vida tan tempranamente. Entonces
comienza de nuevo su lucha, su tenaz persecución de un ideal que la envolvía y
que complacía, definitivamente, sus más profundos anhelos. Corre el año 1865
cuando renace su vocación y su porfiado afán de mejorar la situación de vida de
los excluidos de la época. Ya no desea ser religiosa sino que siente el impulso
de fundar una comunidad, tal como lo cuenta en sus Memorias:
“El 15 de
septiembre del mismo año( 1865)… cuando dirigiéndome a visitar el Santísimo, que estaba expuesto en la
Iglesia de las Catalinas, me vino al pensamiento que tenía un terreno bastante
grande en el que podía edificar una Casa de Ejercicios y formar una comunidad
de señoras que estuviesen al servicio de ella”. A idea que se presentó en la
claridad de su mente y en el ancho y
profundo hueco de su corazón entusiasta, ella le llamó “Sueño Dorado”.
Desde el
momento de la inspiración hasta la concreción de este sueño, pasan siete años
de luchas y de peleas interiores y exteriores, momentos de oscuridad y de luz, egregios
momentos signados por la consolación y la desolación, que ella había aprendido
de su maestro San Ignacio. En el medio de su ímpetu
fundacional, en 1867, se desencadena la epidemia del cólera y ella es una de las abnegadas voluntarias para
asistir a las personas desesperadas y enfermas, perdiendo también, por esta
enfermedad, a algunas hermanas que la apoyaban en su obra. Los varones que la
aconsejaban y apoyaban como los padres jesuitas David Luque o José María
Bustamante, en algún momento parecen querer abandonarla y le piden que
desista. Cuando todo parece oscurecerse, el Corazón de Jesús la fortalece y la
ilumina.
Finalmente,
en 1872, puede concretar su sueño fundacional. Fue un 29 de septiembre el día
de la creación del Instituto. Fue el padre Bustamante el que da el nombre, como
podemos leer en las Memorias:
“Para que se cumpliesen a la letra aquellas
divinas palabras: el que se humillare será ensalzado, el Padre dio a nuestra Congregación
el título humildísimo de Esclavas y luego nos ensalzó llamándonos del Corazón
de Jesús…”
Catalina trabajó para la enseñanza de la niñez y para las
mujeres abandonadas_ incluso en 1882 se creó un Taller_ para la enseñanza,
atención y labor de la mujer obrera , citado por Moisés Alvarez Lijo, Educación de la mujer argentina, Ed
Difusión, Buenos Aires, 1941_ En un momento en el que Europa padecía las consecuencias sociales de la Revolución Industrial, el comienzo del
capitalismo salvaje y las mujeres
cobraban en las fábricas la mitad de la remuneración del varón, por igual
trabajo.
Catalina fue una “cabeza dura del bien”, caprichosa
y obstinada, militante de terquedades espirituales,
impecable luchadora contra combates espirituales. Nunca desandó el camino de bien que se había
instalado en su alma apenas iniciada la
adolescencia;con contrariedades y renuncias, consiguió propósitos difíciles de
cimentar, en una época hostil y descalificadora para las mujeres, a pesar de
poseer una buena posición económica
y de estar rodeada de personas de
influencia social y política.
Sus cartas, 1681
cartas dirigidas a hermanas, sacerdotes, políticos, cartas en las que dejó,
prolija y detalladamente, una radiografía de sus sentimientos y sus
anhelos. Sus cartas son la descripción
de una pasión , un conjunto de sueños concatenados y amarrados dirigiéndose a
la persecución de un ideal superior: fundar una casa que sea refugio y
trampolín hacia el mañana. Imaginemos la luz de la vela, la pluma ligera, la
tinta interminable y las palabras colapsando las hojas en espacios que
resultaban siempre escasos. Había mucho por expresar, mucho por construir.
Catalina tenaz, persistente, inclaudicable; el papel
rústico de cada carta confrontando con la claridad de sus ideas y su alma; en
la soledad de un proyecto entusiasta, enérgico; amaneceres de Catalina cercados
de afanes que titubeaban y se imponían, mujer hecha de sueños y de prodigios,
manos de tinta y de papel con las que construyó itinerarios de afectos y
trayectos de bien común y
solidaridad.
Catalina del discernimiento, de los altibajos, de las
decepciones y de los triunfos cotidianos; luchas ganadas en cada hora, batallas
perdidas en minutos de profundas agonías; luz y oscuridad, pasado y futuro
reclinándose en la solapa de su soledad, vivificada de presentes
intensos.
Catalina, querida fundadora, enamorada del Corazón de
Jesús,tus pasos decisivos y sin titubeos siguen dirigiéndose hacia los sitios
donde la exclusión y el abandono mantienen cautiva a la condición humana.
Graciela Jatib